diumenge, 11 de setembre del 2011

Comença el curs

Sí, avui comença l'any escolar, però per moltes famílies que fem escola a casa aquest fet no ens modifica ni gaire ni gens. Si entenem la vida i també l'educació com un continuum, nosaltres no hem deixat d'aprendre mai, o dit d'una altra manera, seguim de vacances, gaudint de la vida, de les experiències, dels llibres i de l'aprenentatge! Que us vagi molt rebé, tant si heu portat la canalla a l'escola com si heu integrat l'escola a la vostra vida diària!

diumenge, 26 de juny del 2011

RAVELRY

Aquest post és per les amigues teixidores. Acabo de rebre una invitació a http://www.ravelry.com
que és una mena de facebook per a qui li agradi teixir. Doncs ja ho sabeu, podeu visitar-me també allà, m'hi trobareu amb el nom "fildeseda", com no!!!!

dilluns, 9 de maig del 2011

Premi al Fil de seda.


Doncs aquest és el premi que ens ha concedit la Sabrina, del bloc Joguines al menjador. Un honor i un plaer. Mil gràcies!!!!

dissabte, 30 d’abril del 2011

ARBRES

Reflexió de la Violeta:
-Mare, abans els homes eren amics dels arbres?
-Si, filla.
-I per què ara ja no?

En aquesta reflexió hi ha una denúncia i una demanda evident. Recordo que una de les primeres paraules que va aprendre a dir la Violeta fóu ARBRE. Un dia que vàrem anar al Jordi's, mentre dinàvem, ella s'aixecà de taula i anà cap a la barra que estava forrada de troncs i començà a acariciar-la a l'engrós tot dient: Arbre, arbre, arbre!

Per cert, el quadre és de Hundertwasser. Si no el coneixeu us convido a fer una ullada a la seva obra pictòrica i la seva arquitectura. A la canalla els acostuma a agradar força, i té aquesta comunió amb els arbres que reclama la Violeta.

dilluns, 4 d’abril del 2011

Amigues


A todas las mujeres que saben ser amigas
Isabel Aler Gay, Feminista y madre


"Pasan los años y nuestro príncipe azul se destiñe mientras las amigas nos ayudan a dar calor y color a la realidad que nos va tocando al vivir. ¡Cuánto se ha escrito o hablado sobre la pareja que tenemos, deseamos o hemos perdido, y qué poco sobre la importancia de la amistad entre las mujeres! En realidad es mejor no comparar estas dos relaciones, pues, como dice una de mis mejores amigas: “no echemos más leña al fuego que tal cómo están hoy nuestros adorados hombres, bastante cuesta ya asumir a veces las consecuencias de la propia heterosexualidad”, y vaya que tras esas palabras nos deja a sus contertulias con la risa puesta y la mirada furtiva hacia semejante complicidad entre las amigas. Pero, ¿por qué está tan poco reconocida social y culturalmente la amistad entre las mujeres?. Y es que la vida no sería vida sin las amigas. Algunas viajan con nosotras desde la infancia, la adolescencia o la juventud, ya desde el colegio, el instituto o la universidad. Con otras iniciamos la amistad siendo ya más adultas, coincidiendo en algunas actividades domésticas, laborales o de voluntariado. Otras aparecieron milagrosamente cuando más las necesitábamos, en aquel tiempo en que vimos las orejas al lobo, y se quedaron ya para siempre. Con algunas tejemos nuestra amistad en los escasos espacios que podemos dedicar al descanso y al disfrute, o en los encuentros que realizamos para nuestro crecimiento personal. Haberlas también las hay que pasaron de ser ‘la mujer de’ a tener nombre propio como amigas. A veces la vida nos facilita las cosas y maduramos mejor con la amistad de algunas de nuestras hermanas, primas, cuñadas, vecinas o compañeras de trabajo. A menudo las más leales y reales de nuestras amigas se encuentran entre las madres de quienes juegan, estudian, pelean y hacen las paces con nuestros hijos e hijas. ¡Ay si no fuera por las amigas!

Las amigas han sido y son con gran frecuencia el salvoconducto para la supervivencia material y el bienestar emocional no sólo de las propias mujeres, sino también indirectamente de muchas de las personas que todavía hoy dependen de nosotras por ser menores, mayores o estar enfermas. Hasta tal punto ello es así, que la amistad entre las mujeres de puertas a dentro ha sido tradicionalmente tolerada, por necesidad aunque con recelo, por quienes al mismo tiempo se oponían al reconocimiento de los derechos de las mujeres (y a la amistad entre ellas) de puertas afuera, es decir, en los ámbitos laborales, recreativos o cívicos del espacio público. Las mujeres, privadas de libertad pero mutuamente dotadas con su recíproca amistad en las sociedades tradicionales, han ido tejiendo la afectiva y efectiva red social invisible con texturas tan orgánicas como anímicas: la empatía, la compañía, la solidaridad, el cariño, el desahogo y el consuelo, el abrazo, el cuidado, la ayuda, la escucha, el apoyo, el consejo, la sugerencia, la confidencialidad, la complicidad, la común pero silenciada intuición, los recados y los detalles, las recetas culinarias y los remedios de salud, los desvelos, los nacimientos y los entierros, la sutileza, la fortaleza y la incondicionalidad en el sostén cotidiano.

En cambio en las sociedades modernas actuales las amigas transitamos del espacio privado al espacio público con antiguos afectos y heredados desperfectos, y con nuevos desafíos y retos. La nueva política de puertas abiertas pero de escaleras y accesos maltrechos entre lo familiar y lo laboral, es decir, entre lo doméstico y lo económico, nos lleva hoy a darnos cuenta de que la amistad entre las mujeres es única a la hora de hacer posible lo imposible: trabajar para vivir sin inmolarnos en el intento de disfrutar de nuestros derechos como ciudadanas. Se trata de poder habitar y convivir dentro y fuera de casa sin sucumbir, gracias a la presencia compartida de las amigas, en la desolación de actuar enajenadamente a favor o en contra de un mundo en gran medida dirigido por la rivalidad, la ambición de conquista y posesión masculinas. De hecho la amistad entre las mujeres contribuye a evitar de forma más o menos visible pero decidida, con sutiles gestos y manifiestos hechos cotidianos, la cada vez más amenazadora destrucción de un mundo maltrecho por la enemistad entre los hombres. Y siendo esta última una visión genérica pero abierta de miras acerca de la sociedad humana, es preciso reconocer también y tratar en otra ocasión, la existencia de una variada gama de situaciones y excepciones entre ambas polaridades, que se refieren tanto a la amistad entre los hombres y a la enemistad entre las mujeres, como a la amistad y la enemistad entre las unas y los otros.

Las mujeres que cuentan con auténticas amigas saben por experiencia propia y compartida que la regla de nuestra vida no es una métrica del tamaño ni de la velocidad en vertical o en línea recta, sino un ritmo de mareas cíclicas, que van y que vienen, una y otra vez, en espiral, hasta llegar a apaciguarse con plenitud en el climaterio. Las amigas que son reales como la vida misma, es decir, leales y vitales, saben y nos recuerdan que lo menstrual y lo menopáusico poco tiene que ver con lo metrosexual y lo metropáusico. Pero para ello hace falta que cuidemos de las amigas, que nos cuidemos cada una como lo llegaría a hacer nuestra mejor amiga o lo haríamos por ella, hace falta que cada una sea única para sus amigas, que cada amiga sea única para cada una de nosotras. Y es que sólo somos únicas en la diversidad. La amistad y la autoestima crecen juntas, vienen, van, vuelven, se multiplican pero también revuelven –afortunadamente- lo ordenado contranatura. Pues hoy también conocemos lo que antaño se sabía aunque no a través de la ciencia, y es que la oxitocina, la hormona de los cuidados y la empatía, llamada también la hormona del amor por su vital función en la concepción, gestación, parto, nacimiento y crianza, aumenta sus niveles cuando las distintas mujeres están juntas, comparten alegrías y tristezas, anécdotas, miedos, deseos y proyectos, juegos y confidencias, ayudas y remedios; en este sentido no es extraña para muchas mujeres la experiencia de haber coincidido en el ciclo menstrual con las amigas.

De hecho, el reconocimiento mutuo que las mujeres nos damos a través de nuestra amistad, constituye la gran medicina silenciada, el espejo benefactor en el que nos sentimos dignas para mirarnos y dignificadas al hacerlo. Y el laboratorio de esta antigua medicina está en la confluencia de nuestras entrañas, nuestros corazones y nuestras cabezas. Cuando la corriente de inteligencia visceral y afectiva nos recorre enteras, las mujeres contagiamos el vínculo amoroso de nuestra amistad con plenitud. Y son las amigas quienes nos recuerdan y nos abren la memoria personal y colectiva de lo que somos y podemos ser como mujeres. La amistad y la dignidad de las mujeres crecen juntas. Y es entonces cuando a ellos les podemos querer desde lo que somos y no tanto desde lo que nos falta y tememos ser. Es entonces cuando les amamos desde nuestra autoestima y no desde nuestra falta de estima propia. El vacío afectivo de identidad –que se agrava o se hace crónico en ausencia de amigas- es el que nos empuja equívocamente a regarlarnos al hombre (regalarse no es quererse como dice Benedetti), o a un hombre tras otro, en un escenario tras otro, para lograr su aprobación, para encontrar nuestra media naranja.

Las amigas de verdad, las grandes y las pequeñas, las gordas y las flacas -porque fea yo no he conocido a ninguna aunque sí un poco descuidadilla a alguna-, las amigas leales y reales, nos recuerdan y nos ayudan a comprender y a sentir, una y otra vez, tanto en las subidas como en las bajadas de las mareas, cuál es la única regla de nuestra vida: que cada mujer es una fruta más o menos madura pero entera, y esa sabiduría no es otra que la ancestral fruta prohibida a las mujeres por la depredación masculina. Somos naranjas - o manzanas -, más o menos maduras, pero enteras, por eso las amigas nos suelen repetir cariñosamente ¿te enteras o no te enteras?. Cuando las amigas deseamos estar juntas no sólo porque ellos no están -para ir a buscarlos o para olvidarlos-, cuando nos divertimos juntas y nos reímos de nuestros malos momentos, cuando vamos al cine, a hacer deporte, a pasear o de viaje juntas, cuando nos apoyamos y estimulamos para lanzarnos a una nueva aventura familiar, laboral, creativa, o de participación ciudadana, cuando nos sinceramos y nos aceptamos sin juicio ni adulación, cuando nos ayudamos y cooperamos, cuando nos atrevemos a enfadamos y a reconciliamos porque sabemos que somos reflejo las unas de las otras de nuestras recíprocas luces y sombras, cuando las mujeres tomamos conciencia del valor de nuestra mutua amistad a lo largo y ancho del viaje de la vida, entonces estamos más cerca de sentir que el planeta tierra es también y puede ser todavía nuestra acogedora casa. Ay amiga, como dice otra buena amiga, si quieres encontrar al hombre o los hombres de tu vida, cuida y disfruta la vida con tus amigas, no hagas incompatible lo necesario. Y tiene mucha ‘co-razón’.

Isabel Aler Gay
Feminista y madre
Doctora y profesora titular de Sociología de la Universidad de Sevilla."

dimarts, 8 de març del 2011

FELIÇ DIA DE LA DONA!


8 DE MARZO, DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER

He rebut aquest mail i m'ha semblat idoni per compartir-lo amb vosaltres. Allà va:

Mis queridas hermanas y amigas, mis queridos compañeros de camino


Recordando primeramente el origen de esta fecha en la que, en 1908, 146 mujeres de la fábrica textil Cotton de Nueva York fueron quemadas vivas dentro de la fábrica donde resistían en
su lucha.

Imaginando aquella horrible hoguera he recordado otra también terrible, la de Zugarramurdi, donde la Inquisición quemó a doce vecinas del pueblo hace ya 400 años. Unas fueron quemadas por protestar por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. Otras, por sus saberes y oficios femeninos, perseguidos con saña para exterminar nuestros conocimientos ancestrales.

Honrando a todas ellas que caminaron antes que nosotras; hoy, Día Internacional de la mujer yo miro el mundo y digo: ¡¡¡¡Hermanas, aún queda tanto por hacer!!!!

Yo pregunto, por ejemplo, ¿Dónde están las mujeres de Libia? ¿Dónde las de Yemen? ¿Dónde las de Bahreim?

Mientras veo en el telediario miles de hombres cruzando las fronteras de Libia, mientras oigo decir a los locutores que la población huye, no dejan de sorprenderme las enormes filas de hombres solos. ¿A eso llaman la población? ¿Qué ha sido de las mujeres? ¿Porqué no intentan ellas salir del país en guerra? ¿Dónde están? Y lo que más me preocupa ¿Cómo están? Las imagino encerradas con niños, niñas y viejos. Las imagino buscando comida, esquivando violencia, tratando de sostener la vida como sea, por más miserables y terribles que sean las condiciones.

Y lo que más me indigna ¿Por qué nadie en los informativos, ni en la ONU, ni en los gobiernos ni en ningún sitio reflexiona sobre esta significativa ausencia femenina en los grupos de gentes que intentan huir?

Le Monde publica que muchas mujeres están siendo violadas por las tropas de Gadaffi. Pero es muy probable que lo mismo suceda con las tropas rebeldes. La violación es un arma de guerra muy antigua, ya explicada en la Biblia, que en el libro de

Zacarías 14 dice: "Yo (Dios) voy a congregar a todas las naciones para combatir, la ciudad será
tomada, las casas saqueadas y las mujeres violadas. La mitad de los pobladores partirán al exilio,
pero el resto de la gente se quedará en la ciudad..."
Y entre ese resto de gente, siempre están
las mujeres.

Hoy es el Día de la Mujer y yo quiero recordar a mis hermanas, las mujeres de Libia, de Bahreim, de Yemen y desearles mucha fuerza y mucha vida.

Y no sólo a ellas. Yo quiero recordar a todas las mujeres que aún no pueden disfrutar de la igualdad de derechos que gozamos las mujeres europeas.

A los 100 millones de mujeres que ya no están porque han muerto prematuramente a causa de la discriminación y la violencia, como nos recuerda Amartya Sen, premio Nóbel de Economía 1998.

A las mujeres analfabetas que representan numéricamente el doble que los hombres.

A las que están en manos de las redes de las tratas de blancas. A las asesinadas en Ciudad Juárez sin que las autoridades hagan nada. A las mujeres maltratadas, que representan al 50% de la población femenina. A las que viven en lugares terribles, a las más olvidadas.

A los 130 millones de mujeres a las que han destrozado la vida con la ablación e infibulación y que son el noventa por ciento de las mujeres egipcias, sudanesas, somalíes, yemeníes, indonesias y malayas.

A todas las que no tienen voz para expresarse porque siempre son las últimas de la fila.

Ante ellas yo reafirmo mi compromiso con todas mis hermanas de trabajar incesantemente por la sanación del femenino planetario, que se manifiesta siempre a través de la vida de todas las mujeres de la Tierra.

Y quiero recordar también el ejemplo de todas las que trabajaron para liberar al pueblo de las mujeres de tantas y tantas cadenas y horrores. A aquellas que sufrieron prisión y durísimas condiciones para lograr que las mujeres tuviéramos derechos y fuéramos consideradas personas. Todas las que conformaron lo que hoy se llama el movimiento feminista.

Y digo que el feminismo es la lucha por la igualdad de todas las personas de la sociedad.

Y digo que ninguna mujer europea, desde la comodidad de su vida autosuficiente, debería decir yo no soy feminista, renegando de la lucha en contra la opresión como si ello fuera un pecado, y creyendo erróneamente que feminismo es el opuesto complementario de machismo.

El diccionario dice:

Feminismo: Doctrina que defiende la igualdad de derechos entre mujeres y hombres.

Machismo: Creencia en la superioridad del hombre sobre la mujer.

¿Quién puede decir Yo no soy feminista después de acudir al diccionario y leer el significado del término? Feministas son todas las personas cabales, hombres y mujeres que aman la justicia y la libertad y creen en la igualdad de todos los seres.

La espiritualidad femenina debe hundir profundamente sus raíces en el compromiso social ya que, como dice Starhawk, la espiritualidad femenina se vive en comunidad. Y ese compromiso siempre debe ser solidario con nuestras hermanas que nos necesitan. Nosotras, las privilegiadas mujeres europeas, podemos ser su voz, la voz de las que no tienen voz.

Por ello elevo hoy una oración para que todas las mujeres europeas despierten y se pongan en marcha para sanar la vida y la Tierra. Para que todas ellas se comprometan en la acción solidaria. Para que todas escuchen en su interior la llamada de la Vida, que nos reclama para la sanación de la Tierra y de todos los seres sintientes.

En marcha, hermanas, ¡Aún hay tanto trabajo por hacer!

Que la paz, la libertad, la igualdad de oportunidades y la alegría de vivir llegue a todas las mujeres hoy. Porque todas merecemos tener una vida digna y plena.

Feliz día de la Mujer para todas mis hermanas del planeta y para todos los hombres cabales que caminan a nuestra vera.

Marianna

Barcelona, 8 de Marzo de 2011

dissabte, 1 de gener del 2011

Per començar l'any amb un regal

Reflexiones sobre "Un cuarto propio" de Virginia Woolf


Por Concha Milla

A Núria

"Pero -diréis- te pedimos que hablaras de las mujeres y la novela: ¿qué tiene que ver esto con un cuarto propio? Trataré de explicarme. Cuando me pedisteis que hablara de las mujeres y la novela, me senté a la orilla de un río y me puse a pensar el sentido de esas palabras."

Así empieza nuestra querida y admirada Virginia Woolf su ensayo sobre, como bien dice ella, las mujeres y la novela, cuyo libro lleva por título Un cuarto propio. Tengo que especificar que este título, el que tengo ahora entre manos, es de una edición maravillosa que la editorial Horas y HORAS la editorial, en su colección La cosecha de nuestras madres publicó en el año 2003. La traducción corre a cargo de Mª Milagros Rivera Garretas.
Y éste es sólo el principio de un viaje por la historia de la mujer, contado por una mujer, traducido por otra y destinado a lectores de ambos sexos.
El libro que ahora mismo tengo entre manos, fue el regalo de una amiga maravillosa que, días antes de embarcarme de vuelta a Buenos Aires y estando en Barcelona, mi ciudad de origen, me lo regaló diciéndome: "Un libro que casi cien años después de ser escrito sigue iluminando y transformando el alma femenina. Ojalá también toque la tuya"
Y así fue. La lectura de este libro ha calado muy hondo en mí. Y no sólo por el recorrido histórico que la autora nos hace, con sus análisis literarios correspondientes; sus descripciones de todo el proceso de creación y de "parto" de este ensayo (el cual nace de dos conferencias que la autora ofrece en octubre de 1928 en la Universidad de Cambridge, en los colegios universitarios para mujeres que ahí había) describiendo con absoluta belleza y deleite para el lector cómo iba avanzando en él. Es, sobretodo, un texto que te impregna, que se queda contigo y no te suelta, que te acompaña y te ofrece ir analizándolo conforme avanzan los días, que, al colarse por los agujeritos de tu alma, empieza a formar parte de ti, empiezas a ver las cosas de otra manera. Un libro de una influencia más que positiva para el desarrollo de cualquier personalidad artística.
Virginia Woolf dice en uno de los pasajes finales en referencia a El Rey Lear, Emma o En busca del tiempo perdido: "Porque la lectura de estos libros parece que cumpla una curiosa operación de cataratas en los sentidos; una ve, después, con más intensidad."
Y eso es, exactamente, lo que ha sido para mí Un cuarto propio: una operación de cataratas. Algo que a mí, particularmente, me ha abierto la mente, es la manera de enfocar el feminismo. El feminismo sin rencores. Plasmando, sencillamente, cómo ha sido la evolución de la mujer en lo que se considera la Edad Moderna. El feminismo como reivindicación de un lugar en el mundo, sin desplazar a nada ni a nadie, con todo el deseo de compartir. Poniendo las cosas en su lugar. Aunque sí, dice: "Lo que me parece deplorable, es que no se sepa nada de las mujeres antes del S. XVIII."
Nada en el sentido artístico y nada en el sentido cotidiano. Virginia Woolf se pregunta a lo largo del libro cómo vivían las mujeres su cotidianeidad a lo largo de la historia. Y de cuánto ha costado tener un lugar en el mundo artístico, cómo se le daban palmaditas en la espalda a una mujer que osara decir que quería ser escritora. Haciendo referencia a esto, y a lo que el mundo, en general, pensaba de los escritores, dice: "La indiferencia del mundo que Keats, Flaubert y otros hombres geniales han encontrado tan difícil de soportar, en el caso de ella no era indiferencia sino hostilidad. A ella el mundo no le dijo: escribe si quieres, me es indiferente. El mundo le dijo con una risotada: ¿Escribir?"
Y eso si llegaba a tener acceso a una cultura y tiempo como para, si quiera, pensar que podía dedicarse a escribir. "Es evidente que dinero no tenían; según el profesor Trevelyan, las casaban, quisieran o no, antes de que dejaran el cuarto de juegos, muy probablemente a los quince o dieciséis años. Hubiera sido rarísimo que, con semejante panorama, una de ellas hubiera escrito, de pronto, las obras de Shakespeare."
En muchos momentos nos resulta tan cercano lo que describe Virginia Woolf, que hay que frotarse los ojos para darse cuenta que este libro fue escrito hace casi cien años. Es entonces cuando las reflexiones pasan a una velocidad de vértigo por mi cabeza y concluyen echando un vistazo a mi alrededor y ver cuánto queda por avanzar todavía. Aunque, claro está, que en cien años se ha avanzado, y mucho. Y este avance empezó, ya, en el S. XVIII: "Un marido se podía morir, o sucederle alguna desgracia a la familia. Al avanzar el S. XVIII, centenares de mujeres empezaron a incrementar sus dinerillos o a acudir a salvar a su familia haciendo traducciones o escribiendo las innumerables novelas malas que han dejado de ser citadas incluso en los libros de texto, pero que están disponibles en las cajas de saldos del Charing Cross Road. La enorme actividad espiritual desplegada por las mujeres en la segunda mitad del S. XVIII -su conversar, su encontrarse, su escribir ensayos sobre Shakespeare, sus traducciones de los clásicos-, se basó en el sólido hecho de que las mujeres podían ganar dinero con la escritura. (...)Así, hacia finales del S. XVIII ocurrió un cambio: la mujer de clase media empezó a escribir."


Una habitación propia


"Les dije suavemente que bebieran vino y tuvieran una habitación propia." Quizá nos parezca un consejo pasado de moda, algo que ya superamos hace tiempo. Tengo que decir que, lamentablemente, no es así. ¡Que, ojalá!, nos griten, nos susurren, nos sigan abrazando con este consejo. ¡Nos hagan ser conscientes, nos impulsen, nos apoyen con este tipo de consejos!
Un lugar donde tener tu propio tiempo, tu propio orden. Un lugar donde crear, donde estar. Un lugar donde recogerse y escucharse. Un lugar para tener la libertad intelectual necesaria que requiere cualquier proceso artístico y vital. "Una mujer tiene que tener dinero y un cuarto propio para poder escribir una novela."
Y citando, la autora, a Sir Arthur Quiller-Couch, dice: "El poeta pobre no tiene hoy en día, ni ha tenido en los últimos doscientos años, la menor oportunidad... un niño pobre no tiene en Inglaterra muchas más esperanzas de emanciparse en la libertad intelectual de la que nacen las grandes obras, que el hijo de una esclava ateniense."
Y Virginia Woolf añade: "Así es. La libertad intelectual depende de las cosas materiales. La poesía depende de la libertad intelectual. Y las mujeres han sido siempre pobres, no sólo desde hace doscientos años, sino desde el principio de los tiempos. Las mujeres han tenido menos libertad intelectual que los hijos de las esclavas de Atenas. Es decir, las mujeres no han tenido la menor oportunidad de escribir poesía. Por eso he insistido tanto en el dinero y en el cuarto propio."


Matrimonio de contrarios


"(...) la primerísima frase que escribiría aquí -dije, dirigiéndome al escritorio y cogiendo la página titulada Las Mujeres y la Novela-, es que es fatal que quien escribe piense en su sexo. Es fatal ser pura y simplemente un hombre o una mujer; hay que ser mujer-viril u hombre-mujeril. Es fatal para una mujer prestarle la más mínima atención a la queja; defender una causa aunque sea con justicia; hablar conscientemente, del modo que sea, como mujer. Y "fatal" no es una figura retórica; porque todo lo que se escriba con este sesgo consciente está condenado a muerte. Deja de ser fértil. Por más brillante y eficaz, poderoso y magistral que parezca por dos o tres días, se marchitará al atardecer; no puede crecer en otras mentes. Para que se cumpla el arte de la creación, ha de tener lugar en la mente alguna colaboración entre la mujer y el hombre. Ha de ser consumado algún matrimonio de contrarios. (...)Tiene que haber libertad y tiene que haber paz."
Evidentemente esto sería trasladado a nuestra vida cotidiana tanto como a la artística. De eso se trata, creo, de aunar fuerzas y entusiasmos para dejar de tratarnos como iguales, siendo diferentes; para no forzar algo que no existe y no existirá jamás; para que todos seamos conscientes que dentro de las diferencias está la igualdad.
"Tal vez la razón por la que sabemos tan poco de Shakespeare -comparado con otros escritores- es porque sus rencores, despechos y antipatías nos quedan ocultos. No nos frena ninguna "revelación" que nos recuerde al escritor. Él había quemado y consumido todo deseo de protestar, de predicar, de dar a conocer un agravio, de saldar una cuenta, de hacer al mundo testigo de un padecimiento o una injuria. Por eso, su poesía fluye de él libre y quita. Si un ser humano ha conseguido alguna vez expresar plenamente su obra, es Shakespeare."
Ella dice que Shaspespeare es andrógino; al igual que Proust.


El arte y la vida (o la vida en el arte...)


El final de Un cuarto propio es tan potente que cada vez que lo leo me recorren ejércitos de hormigas invisibles por la piel y me siento tremendamente orgullosa de pertenecer al mundo del arte. Me siento feliz por poder expresarme artísticamente dentro de este mundo. Os reproduzco un pequeño fragmento del final de las conferencias de Virginia Woolf:
"De modo que, cuando os pido que ganéis dinero y tengáis un cuarto propio, os estoy pidiendo que viváis en presencia de la realidad: una vida -parece- vigorizante, tanto si puede ser comunicada como si no. (...) Cuando rebusco en mi mente, no encuentro sentimientos nobles sobre ser compañeras e iguales ni de impulsar el mundo a fines más altos. Me encuentro diciendo escueta y prosaicamente que el ser una misma es más importante que todo lo demás. No soñéis en influenciar a otra gente, diría, si supiera hacerlo sonar exaltado. Pensad en las cosas en sí."
Y hasta aquí mi pequeño viaje a través del "cuarto" de Virginia Woolf. Os animo a que le hagáis un huequito en vuestras vidas. Vale la pena.



TORTILLA DE PATATAS


"Una no puede pensar bien, amar bien o dormir bien si no ha cenado bien.", Virginia Woolf, Un cuarto propio.


Ingredientes para la tortilla:
- 4 patatas medianas
- 6 huevos grandes
- 1 cebolla
- 1/2 pimiento verde
- sal
- aceite de girasol
Se pelan las patatas, la cebolla y se le sacan las semillitas al pimiento. Una vez lavado todo, se cortan las patatas a cuadrados. Lo mismo con la cebolla y el pimiento.
Se prepara una sartén mediana con bastante aceite. Cuando éste esté bien caliente echamos las patatas, la cebolla y el pimiento, todo a la vez. Le añadimos a la mezcla sal al gusto. Freímos todo hasta que estén las patatas blanditas (ese es mi chequeo) con el fuego medio. No van a estar doradas ya que, al tener tanta cantidad de ingredientes juntos, veréis que más que una fritura, es una cocción. Ése es el punto para mi tortilla.
Una vez está listo, retiramos, con mucho cuidado de no quemarnos, casi la totalidad del aceite. Dejamos, a intuición, un poquito para que no se nos pegue la tortilla.
En un bol aparte tendremos batidos y con la sal al gusto, los huevos.
Echamos los huevos directamente a la sartén con la intención que vayan bañando y cubriendo la mezcla de patatas, cebolla y pimiento. (Otra alternativa es echar las patatas, la cebolla y el pimiento al bol con los huevos y, una vez mezclado, echarlo a la sartén todo junto. Como prefieran).
Dejamos cocinar a fuego lento teniendo cuidado que no se pegue a la sartén. Para esto vamos moviéndola haciéndola girar de vez en cuando.
Cuando tanteamos que va a estar cocinada la parte de abajo viene lo más arriesgado... dar la vuelta a la tortilla. Pues eso, le damos la vuelta y la volvemos a meter en la sartén para que se cocine el otro lado.
Cuando éste esté cocinado... al plato y a disfrutar!
Y si gustan pueden acompañarla con un poco de allioli o mayonesa con ajo...
¡Buen provecho!